sábado, 15 de septiembre de 2012

El procesador humano


Nuestra capacidad cerebral es finita. Como humanos, somos seres muy limitados física, emocional, mentalmente. Limitados para el conocimiento. Nuestro cerebro parece expandirse durante esa primera etapa de crecimiento: poco a poco vamos reteniendo más información, nos volvemos personas cultas, informadas (o tal vez no, pero eso creemos los estudiantes de periodismo de nosotros mismos; por supuesto no de los estudiantes de magisterio o de económicas, no).  Bien, crecemos y nos formamos e informamos. La información conlleva esa formación, y queremos más; somos curiosos y queremos ser más inteligentes y, en definitiva, mejores seres humanos, más válidos y valiosos, y por eso nos informamos; buscamos nuevos conocimientos y recurrimos  a diferentes fuentes. Todas esas fuentes, o la mayoría, convergen hoy en internet, facilitándonos mucho las cosas, en especial en lo referente al tiempo. El problema: nuestro cerebro es, repito, finito, y por lo tanto incapaz de abarcar la amplitud de sobrecarga informativa a la que estamos expuestos en internet. La red, que funciona como nuestra base de datos, cuenta con una cantidad ingente de información, saturada de datos inútiles y erróneos y, para colmo, de publicidad, lo cual complica las cosas. Cada uno de nosotros debemos establecer un filtro: esto sí, esto no. A veces la tarea se vuelve demasiado ardua, nos sentimos saturados y nuestro cerebro le da al botón de off, que se traduce en un movimiento de nuestro dedo en el ratón con el que cerrar las diecisiete pestañas que habíamos abierto (todas, menos Facebook). Demasiado ruido de por medio. Hemos llegado pues a ese estado en el que nuestro procesador no da más de sí, en el que nuestra capacidad de filtración se atasca y nos inunda una oleada de frustración, ansiedad e impotencia. Estamos sufriendo una, como ha dicho el físico Alfons Cornellá, "infoxicación". Nos encontramos intoxicados, intoxicados de información.

No voy a decir que yo, ahora mismo, me sienta infoxicada. Quedaría bien, pero no. El título del blog es el que es porque me dolía la barriga mientras buscaba información sobre la propia infoxicación en internet, antes de escribir esto. Y como no quiero infoxicar a nadie, dejo un interesante artículo al respecto con el que concluir el tema.

Y ahora, a hacerme una manzanilla.

No hay comentarios:

Publicar un comentario